Salvo la aurora
Salvo la aurora,
no hay algo más bello
que la efigie
de tu cuerpo desnudo
iluminando el mundo.
Salvo el poniente,
no hay refugio
tan preciado y seguro
que tu piel más íntima,
esa que alberga
el pulso febril de mi canto.
Salvo tú, todo lo demás
es vacío, sombra, silencio.
Fernando Amaya