Mes: enero 2023

Me toco

Me toco

Me toco la piel
y siento que te estoy
tocando a ti.
Gracias por esa única vez
que resultó ser
la noche inagotable
en la que mi mano
se abrió sobre tu seno
como cuando palpa
el diapasón de una guitarra,
su boca de cantos emotivos,
y su candente encordadura.
Quizá puedas pensar
que es obsesivo,
pero, de todos los días,
me tocó con delicadeza, y siento que te tengo conmigo,
fascinado por la luz
de nuestra encuentro
a punto de apagarse.
Tal vez, sin expectativas,
esta es mi única forma de quererte.
Perdón, pero voy a repetir
el ejercicio
de colocar mi mano abierta
sobre la lisura
de mi necia entrepierna
a modo de sentir
que te tengo conmigo
en el “para siempre”
de tu voluntad
atada a mis apremios.

Fer Amaya

Amarte

Amarte, vida

Amarte para mí es de buen provecho,
me suma voluntad sin privaciones;
amarte con mi voz y mis canciones
andando en mi vagar con pie derecho.

Amarte sabe a miel de temporada,
a suave paladar de flor somera
que asoma, cuando cae la primavera,
en un amanecer de piel dorada.

Amarte, vida, es todo a lo que aspiro,
reconocerte en todo lo que toco,
en lo que bebo a gusto y que respiro.

Cuando al amor deseado le provoco
acordes, pulsos, y frescas melodías
para abordar la nave en que me guías.

Fer Amaya

Epodo de la salitre

Epodo de la salitre

Aunque nos echen en cara su suficiencia
y holgura para saber de ellos,
nada les debemos.
Aunque refrieguen el piso con un pañol de lágrimas
mal adujadas,
su oferta de adeudo es vacía.
Digamos que han despilfarrado
los saldos de las arcas públicas,
para señalizar
carriles y pistas
en el olímpico quehacer
de púgiles y atletas,
no hay denario suyo en ese gasto.
Quizá regalen mármol, estuco y granito,
para erigir un dolmen
con el escarnio propio
como argumento de peso,
nada es atributo
de su esmero o de su fuerza,
solamente han
despilfarrado horas y horas
en su horrendo discurso
para gastar lo que no han
ganado
ni en los tiros de la cebada
ni en las cubiertas
de los peces multiplicados.
Así que preparen
su baño de olvido
para los políticos,
aviesos, mentecatos y corruptos,
mentirosos, vulgares y cretinos,
no vale la pena
darle al fuego
la tersura de nuestra mano;
ni nuestra risa,
develando un alba de gusto,
a lo que vale la pena.

Fer Amaya

Dos amores

Dos amores

Son dos amores los míos
que llevo por todas partes
ya por el sur por el norte
hacia el weste o el levante
cuando me pienso inocente
cuando me siento culpable
sin que me pese decirlo
la preferencia de amarles.
Son dos amores los míos
diferentes pero iguales
el uno es alta marea
el otro mar de vaciante
que deja escrito en la arena
su bendición perdurable.
Así mi tiempo es ventura
de comunión con el aire
a donde van las gaviotas
los preteles y los ánades
a festejar lo que canto
por mis amores probables
los que conozco y admiro
hasta que deje mi sangre
de discurrir por mis venas
en el afán de nombrarles.

Fer Amaya

Norma Lee

Norma Lee

Norma se fue
y se fueron con ella
el hartazgo de ser bella,
el desván empolvado de sus besos
y la ficción de su nombre.
Norma optó cortar por lo sano,
pero su decisión aún
me catapulta
desde la realidad
hasta la linde del oprobio.
Porque no es justo
que haya sucedido así,
Norma debió circular
en los días
que la soledad me colma
y el respiro se me vuelve pena.
Quizás haya en mí una cuota no importante de ella,
un sesgo de su
fuego incontenible,
pavesas de nube
orlando los cielos
de su encanto.
Todo puede ser,
incluso que Norma
no haya muerto,
y que sea uno de mis huesos,
la pizca de sudor
que me moja los labios,
el olor a mujer
que se prende de mí
cuando acabo de escribir
esto que Norma ya no lee.

Fer Amaya

Quisiera

Quisiera

Quisiera que el tiempo
obrara sólo en pro de lo bueno.
Quisiera que el mundo
fuera un solar de ventura,
alegre y perfecto.
Pero es como pedirle al mar
que nunca se encabrite,
y al sol que nada más alumbre
y nunca queme.
Imposible que la vida
nos sea propicia en todo:
imagina mi deseo
de quererte conmigo a toda hora,
de sentir perderse tu mirada en la mía
como se pierde una estrella
en la inmensidad del cielo.
Imposible, mi vida vacía de agravios y rencores,
se resuelve en silencio lejos de ti.
No es frecuente,
pero hay días en que me haces tanta falta,
que la soledad me oprime el pecho,
con el desamor terrible
que acosa a los bastardos.
Por eso escribo este
quisiera,
que no resume en todo mi deseo,
que no me salva de extrañarte,
pero atenúa la tenaza
de salvajes filos
que me clava tu ausencia.

Fer Amaya