Me toco
Me toco la piel
y siento que te estoy
tocando a ti.
Gracias por esa única vez
que resultó ser
la noche inagotable
en la que mi mano
se abrió sobre tu seno
como cuando palpa
el diapasón de una guitarra,
su boca de cantos emotivos,
y su candente encordadura.
Quizá puedas pensar
que es obsesivo,
pero, de todos los días,
me tocó con delicadeza, y siento que te tengo conmigo,
fascinado por la luz
de nuestra encuentro
a punto de apagarse.
Tal vez, sin expectativas,
esta es mi única forma de quererte.
Perdón, pero voy a repetir
el ejercicio
de colocar mi mano abierta
sobre la lisura
de mi necia entrepierna
a modo de sentir
que te tengo conmigo
en el “para siempre”
de tu voluntad
atada a mis apremios.
Fer Amaya