Opus nigrum
Que tus ojos se vuelvan polvo
sobre la ruta de mi canto,
que tus labios se fragmenten
en pedazos en la
endeble frontera del sueño.
Que se desplome la lluvia
sobre el surco,
y arranque de raíz
la simiente de los versos
que arderán silenciosos
en el fuego de la desmemoria.
He de contar con un escalpelo
que limpie de estrellas
el cielo de la alta noche
que ofrecí para honrar
tu arribo a mi vida.
Todo eso es lo de menos,
lo que en realidad cuenta
es que, a partir de hoy,
me fundo al pasado
y me derrito en la cera
de un proverbio
ya ilegible para ti.
Fer Amaya