Mes: junio 2013

Agreste, esquivo y tierno amor

Ingrato, salvaje, cobarde amor,
tú que me desgarras el alma
ahí dónde su velo es más suave,
tú que me devoras, inmisericorde,
de grado tal que, al abrir los ojos,
sólo veo brumas y lejanía.
Dime, ¿Alguna vez aquietarás
tus galgos feroces?
Dime, ¿Nunca dejarás de
latir en mi sien como un punzo
agudo y persistente?
Malhaya sea tu vida, amor,
terrible depredador de mi entraña,
águila prometéica martajando
los rebrotes de mi corazón raído.
No obstante yo te canto amor,
te celebro en mis sueños
agitados y turbios;
porque, con tu ala fugitiva,
me proteges del tiempo inclemente,
y sostienes mi vuelo rasante,
ahí donde, sin recato, me acaricia la piedad.

Foto: Ava Alicia Lepiz

Foto: Ava Alicia Lepiz

Balada del amor fugaz

Estuvo a punto de lograr la felicidad,
pero el amor se le atoró en la puerta.
Llegó a aspirar esa fragancia inconfundible
de mujer plena y rozagante,
pero el amor se le voló en las manos.
Cuando volvió la vista,
la puerta entornada
sólo le hablaba de la ausencia,
de la terrible
y condenada soledad;
esa que se mece en los tiestos
de la desventura.
Porque perderla, no tenerla,
le marcó la vida
con un hierro al rojo vivo.
Y todo por no haber abierto
la puerta de par en par
cuando el amor le sacudió la aldaba.

puerta

Tonada de la marea baja

Con mi tozudez tan burda
intento un cosmos para ti.
Con mis manos agrietadas
por la salitre de los años
y mi voz de acordes imperfectos
procuro esta cadencia plagal.
Disculpa a mi espíritu
huérfano de virtudes,
carente de sabiduría,
cuando intenta
agradar tus oídos
con esta torpe consonancia.
Pero me interesa
acercar a tu corazón
esta prenda
de afecto verdadero.
Después, no te molestes,
sigo bebiendo
en el mismo vaso
mi ración de agua simple,
y aspirando el aire inodoro
de cualquier tarde de lluvia.
Hasta pronto amor
que has encarnado en mi soledad
como manzana apetecible,
como acento de campana
desprendido de la
risa del otoño.
Cuando me haya ido, sacude el polvo de
de mi rústica elegía
ahí en tu estancia decorosa;
o planta las uvas de mi escasez
en tu amplísima y generosa viña;
que el cielo y la tierra te guarden
por los siglos de los siglos. Amén.

Zipolite

Sonata del fuego y la bruma

Ahora imagino a esa mujer
sentada a la vera de un camino,
recordando el interludio
del Concierto de Aranjuez.
Entorna los ojos,
suspira emocionada;
al final de la evocación,
con el trinar de pájaros mudos,
detona la belleza
en el arpegio de su risa incandescente.
Cuando sus pasos alcanzan la vereda,
yo ya no pertenezco al mundo,
vago cautivo del ensueño del éter
como una armonía jamás lograda
en la pauta de la noche improbable.
Ahora el mar con uno de sus temples
acicala el mediodía
para los fastos del crepúsculo,
y la mujer se introduce en mi pecho
por un túnel abierto
con la fuga de una estrella
en una cepa de nardos
reposando el don de su perfume.
El tiempo y el espacio
se resumen en nada
cuando la batuta cae
en el podio de la certidumbre;
sólo una mujer, o su imagen,
da cuenta del suceso
a partir del cual
la música fue posible,
y su entraña , y su voz en reposo.

Foto: Addiel Josué

Foto: Addiel Josué

Una mujer fugaz en un acorde abierto

El que escribe esto, soñó una
mujer inquebrantable,
una mujer de tiempo y memoria,
una mujer ave, sol, nube.
Soñó la luna en un día
de intensos arreboles.
Se llevó el sol a casa
para colocarlo sobre los tiestos
del alba en los ojos de esa mujer
ahora concreta y legendaria.
El que escribe soñó
la libertad, el asueto de la libertad,
sus vertientes incalculables,
la magia de un tesoro
inagotable,
la risa de sus huesos insepultos.
Y del sueño brotaron esquirlas,
quemantes pavesas,
ardientes cenizas.
Sonó un acorde
y el que esto escribe
se tatuó ese acorde en la sangre,
por la mujer evidente y roja
sitiada en un camino sin arribo,
para abonar al éter de su canto,
para celebrarla en la justa medida.
Después se guardó de decir nada,
que no es lo mismo que callar,
se guardó de decir nada
en espera de la mujer
que llegaría al andén de su carne abierta,
como un alivio instantáneo
pero a la vez momentáneo y fugaz.

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