No es desdén ni sutileza ni es mi forma de extrañarte, es más bien la gentileza de expresar por que nunca te olvido. Me devuelvo al tiempo en el que mi ser se aliaba con el tuyo como fina madera, como duro cristal, y vuelvo a sentir el bombeo de mi pecho con esa fuerza que he logrado solo contigo. Dejo escritas estas líneas para testimoniar mi apego por ti aunque, a estas alturas, no recuerdo ni tu nombre ni tu rostro, ni el sabor de tus besos.
Fernando Amaya