Mes: noviembre 2022

Urgencia

Urgencia

Me sentí presa de un deseo irrefrenable,
excitación, fogosidad,
llamado al desenfreno.
Sobre el camino
sopesé mi saldo en el bolsillo,
y me introduje
en una frutería con harta prisa.
Ahora tengo frente a mí
al objeto de mi deseo,
estoy a punto de
resolver, satisfactoriamente,
mi urgencia de sandía.

Fer Amaya

Y

Y

Y pensar que
me voy a ir de este mundo
sin sentir mi sed colmada por tus besos.
Y pensar que me guardarán
en un lugar oscuro
y sin aire
como se hace
con los sentenciados a olvido.
Y pensar que no rosaré
más tu piel con la cutícula
de mi sobriedad
hecha deseo.
Y pensar que todo esto
que escribo
no provocará
en ti la urgencia
de vaciar el odre del pecado.
Y pensar que en mi vida fuiste llama
que me abrazó
de manera imprevista y
fugitiva.
Lo demás cabe
en el signo
abierto
de mi aspiración por ti.

Fer Amaya

Paraíso

Paraíso

Me siento feliz
de que aún exista el paraíso.
En alguna isla del Pacífico Sur,
en cierto archipiélago
de Oceanía,
o a la vuelta de la esquina,
en Tijera o Salchi.
Si aún no han horadado
la tierra
y sembrado estructuras
para contaminar
los días de sol
y las noches de luna,
si aún no descargan
chorros de miasmas
pestilente
en sus costas la mar
de fabulosas.
Puedo decir con holgura
que he pisado el paraiso,
y he comido la grata manzana
que proveen los llanos y simples cocoteros.
Y que he respirado
la brisa como sustituto del aire
para sentirme invicto
en este paraíso de fécula dorada.
No hay Adán ni Eva
en este paraíso,
es un edén que vale por sí solo,
y es capaz de arroparme
en esta aspiración
de eternidad que me exaspera.

Fer Amaya

No es mi fuerte

No es mi fuerte

No quiero el poder si este me lleva
a sentirme más
que los otros.
No lo quiero si me trae
la comodidad de
la cual los otros carecen.
Si me impele a mentir para conservar
prebendas y privilegios.
Ese poder que enferma,
que no sosiega,
que te hace odiar la sinceridad y el afecto.
A ese no lo quiero,
y hago votos
por no tenerlo conmigo
o siquiera a mi lado.
No es mi fuerte el encanto
de lo ganado
a costa de la simpleza
o hasta de la ignorancia
del otro; lo deploro,
se me hace perverso,
y quizá hasta un ejercicio
de abigeato
con los de nuestra especie.
No es mi fuerte el poder malsano,
rastrero y rabioso,
capaz de cegar,
lapidar,
arrollar y hasta causar
el mas grave perjuicio.
Le digo adiós a quienes lo ostentan.
No quiero estar ahí
cuando el juicio del pueblo
se haga valer
en contra de quienes lo han traicionado.

Fer Amaya

Fer Amaya

Las flores que no marchita el olvido

Las flores que no marchita el olvido

Un ramo de gardenias
compré pensando en ti,
el día de tu cumpleaños
confieso que así fue.
Lo guardo en mi certeza
cual pálido estandarte,
pero pasan los días
y el ramo sobrevive.
En tanto se marchita
no puedo hacerte entrega
de su mirar de nube
y su color de vida.
Sabrás que fue tan cierto
que estas son las gardenias,
las llevo aquí conmigo
para ofrecerte siempre
el culto de mi sangre
a tu ternura inmensa.
Cuando las toques prueba:
no sólo son palabras,
pues lucen sus colores
y muestran su perfume
para entender la vida
con un sabor de luz.
Aquí yo te las dejo,
gaviota de mi sangre,
consérvalas pues nunca
se habrán de marchitar.

Fernando Amaya

Con la sombra de Magritte

Has entrado a mi vida

Has entrado a mi vida
con el vértigo
del agua al caer.
Por la puerta del frente
entraste un día
húmeda de seda y albahaca.
Desde entonces
el eco de tu paso
redobla sin cesar en mi semblante.
Sé que para ti eso es vano,
porque no soy
la alegría vocinglera
que esperaste hallar
para rendir tu corazón.
Solo ocupo mi tiempo
en decírtelo
sin propósito alguno,
al fin que mi pecho
es una casa de puertas abiertas.

Fer Amaya