¿Cómo elaboras la receta
para prescribir esa sonrisa tuya que
cura todos los males?
En tu encomienda tienes la virtud
de sanar heridas, dolores,
la angustia física de alguna enfermedad;
pero ¿sabías que también curas
la opresión de los pechos contritos?
Tal vez ya lo sabías y por eso
nos regalas con tu sonrisa radiante
un poniente feliz y colorido.
Debes saber entonces
que hoy has curado un alma,
con el recurso infalible
de un solo gesto
inevitable de ver.