Párrafo anexo
Ahora les voy a confiar la razón de este poema.
Lo he escrito porque
hay algo que me inspira. La esperanza
es ese algo, un torbellino que llega
a jugar con mis manos cuando la luz
escasea en mis noches aciagas.
Tal vez alguien inquiera sobre su formato y sobre
la ausencia de un plausible endecasílabo. Yo habré de
restituir a mi argumento la certeza
de que el poema anda aquí y tiene
imagen de mujer maravillosa. Esperanza es el ala de un ave
que surca el cielo
que me cubre; al paso,
deja caer en mi frente briznas refrescantes de su canto.
Yo estoy halando el hilo frágil de la paciencia
y cierro los ojos para recobrar
la hilaridad de mi exánime empeño.
Al volver la vista, me percato de que
ella sigue ahí, y algo me hace pensar
que nunca se ha ido y nunca se irá.
Es todo lo que puedo expresar, la vida
no es fácil, pero con el hecho de que
sea vida es más que suficiente. Agrego que, en un tiempo, estuvo
desprovista de todo, pero que ahora
no le falta nada porque le sobra la esperanza, motivo de este párrafo
en donde el poema se atrinchera
para velar su enésima tentativa.
Cipolite 