Los resquicios del alba
se anegaron de olvido,
que es como una sombra
majestuosa y benigna.
La cabriola del tedio
suspendida en el éter,
decretó terminada
su misión estentórea.
Olvido por favor olvido,
como dócil penumbra
en la Mar suspendida,
Olvido por favor olvido,
como densa bondad
desplegada en el canto.
Olvido sin tasa,
olvido sin tiempo,
como tropa de plumas
acechando las frondas,
decididas también
a sumarse a ese sitio
que hace enorme la suerte
y la deja sombreando.
Olvido y sin más olvido
para este calor que me abraza,
Olvido y sin más olvido
al fin de que hasta el olvido
pueda ya de por si olvidarse.
En esa especie de rapto
no habrá mención de tu nombre.
Gracias olvido por cegar la memoria,
por salvarme y a tiempo
del dolor que lacera,
lo demás es sencillo
memorable y egregio:
que perdure el olvido.
Fer Amaya
Cipolite 