Mes: diciembre 2022

Cántico acerbo

Cántico acerbo

Oh diosas del mar,
amad la fuente
que os prodiga garantías,
el incalculable mérito
de ser eternamente, oh diosas.
Diosas verdes de culto simpático,
vosotras no requerís
el mismo pan
que la gente común acapara,
vosotras vivís en eterna vigilia,
como el potro broncíneo
de la amazona
que nos legó
la costumbre de tañer sonrisas.
Piedad, oh diosas,
el plañido de vuestro canto
me atormenta,
por eso voy atado
a la quilla vertical
de mi poema,
como el insumiso ahedo
que osó ofender
el asueto de los dioses,
y fue condenado
a escucharlas de por vida.

Fer Amaya

La Cueva del Oso

La Cueva del Oso

A lo lejos, la Cueva del Oso nos espera,
desgarrada y turbia,
incapaz de dar parte
en relación
a la singladura carnal
que no fue posible
entre tú y yo.
Sin embargo en estos día te he visto,
alta y esbelta,
y me has sonreído,
con recato,
como solía ser
en los tiempos
de la plenitud exquisita.
Y que mi voz no creció
como bandera
en la épica de la Cueva del Oso,
y esta vez los años
no me permitirían
coger al vuelo
la gaviota insumisa
que guarece su estampa.
Me conformo con volver
a los riscos
de la Playa del Panteón,
para observar el pináculo
de la Cueva del Oso,
y redescubrir
a la cornuda
que merodea por sus alrededores.

Fer Amaya

Cartita a Santa

Cartita a Santa

Querido Santa:

Esta Navidad solo tengo un pedido:
beber café con mi musa,
mirarle los ojos
para descubrir en ellos
un horizonte de alas festivas.
Tomar la ribera de las mariposas
para enseñarle
mis versos a la sombra
de un cocotero.
Todo desde la taza de mi café
que beberé sorbo a sorbo con ella.
Si comparto mi alma con ella,
el café y la taza que lo contiene
deben también ser compartidos.
Así somos mudos testigos
de tu arribo
sobre la espuma y las olas
del mar que nos envuelve:
el de las horas,
el de los cantos
y el de las tiernas navidades
de mi poesía.

Fer Amaya

Lisura

Lisura

No quiero dilatarme al confesar
en que consiste
mi querer por ti.
Eres bella, y eso es mas que suficiente.
No es que lo demás no importe;
por ejemplo, mi deseo
impreso en hojas
que el otoño dispersa
sobre arenas de conteo meticuloso,
o el alarido que mi frente
exclama
con el trotar de la luna.
Más es mi anhelo
de sentir muy cerca
la mirada que tu piel
dibuja en mi semblante.
Y rescatar para mi amor
el espejo en donde Narciso
se descubre el alma.

Fer Amaya

Sin embargo, existo

Sin embargo, existo

A pesar de tus ojos indolentes
y tus labios de mueca desdeñosa,
a pesar de la noche de tus brazos,
aferrada al andén que la solventa.
A pesar del murmullo y la asonada
deplorando mi voz en plan de canto,
a pesar de la suerte que me guía
por la senda infructuosa
del perjuicio.
A pesar del pesar y el afán por leer lo nunca escrito,
vocearé que tu amor
me compadece,
al mirarme de lejos
con sus alas.
Ahora voy a decir que te prefiero,
a vagar por el mundo
(tan solitario y sobrio)
con mi pasión atada
a un trajín verbal
carente de artificios.
A pesar de la hambruna
de mi ser avejentado,
soy y me doy sólo contigo.

Fer Amaya

Mi corazón

Mi corazón

Mi corazón se ensancha
como nube de polvo.
¿Hay que salvarlo?
¿Hay que curar su herida?
No, por supuesto que no.
Su destino es, un día,
en un pálpito final,
resolver todos los avatares
de mi vida sombría,
cesando su canto
de amapola rupestre.
No os preocupéis
por mi corazón,
queredlo como os les quiere,
con la rima de su lenguaje
ya en desuso,
con su alegre dolor
de idolatría.

Fer Amaya